viernes, 5 de octubre de 2007

La ausente


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La Ausente encierra la ciudad en sus ojos, gusta los colores con los ojos, los compone y descompone. Juega con ellos sin tocarlos, los aprieta y derrama en las pupilas.

Por el mirador abarrotado de turistas aparece una multitud de gente.

La Ausente apoya los brazos sobre el barandal, e inclina la cabeza suavemente, sus cabellos cobran vida con la brisa, ondean en actitud rebelde como si fueran multitud de banderitas, para luego volver a su lugar masivamente, con ese orden que solo puede coronar la belleza cuando es perfecta (belleza del alma).

La ausente suelta su sonrisa y la deja ir, mientras se olvida del mundo, y es el mundo para los ojos que la observan. Ella disfruta de sí.

Arriba el sol se pone, aquí abajo (entre los mortales), ella luce su vestido de verano y, hay un río de risas caudalosas y de voces humanas que se cuelan por todas las calles.

La Ausente no se inmuta. Sus gestos son macizos como roca, impávida, se escabulle del tiempo, viaja hacia adentro, donde al parecer, oye una voz que solo parece hablarle a ella. (Aun no estoy seguro si la oye o la siente, no lo sé, yo solo la contemplo mientras el viento hace travesuras con su falda).



_Muchacha voz de gemido, ojos de travesura, lengua de espada, correteas por la acera dando saltos, como las hojas grises en otoño, que son otoño en cada hoja….-Le dice alguien-.


_ ¿Qué es un gemido? –Pregunta la Ausente-.

_ Un gemido es un pedacito de canto al que se le escapó la alegría. –Alguien contesta-.

_ ¿Qué es una lágrima? - Interroga la Ausente-

_Las lágrimas son la esencia líquida (como la poesía) del alma. – Le contesta La Voz-.


_Ya lo sabía -responde la Ausente-

Y luego de un silencio prolongado, avergonzando a Dios, dando saltos como una niña, después de su breve plática, ella da vuelta y se va.






1 comentario:

Javier Galarza dijo...

imagenes de la desolación donde el otoño marchita los que fuimos. y la ausente se dice por vestidos derramados en el piso. por sustracción.